Hay que hacer retrospectiva para hacer perspectiva y esa memoria nos hará ver que alumnos y docentes, no pudieron estar juntos en las aulas, conversar en el patio, reír o caminar por los pasillos, un vuelco inesperado para la comunidad educativa, una educación virtual que impacto en los procesos de enseñanza y aprendizaje y no volverán a ser igual dada la experiencia y aprendizaje adquirido.
Ahora en el retorno a clases, el primer reto será decir “terminó la educación aburrida” hemos aprendido más cosas en un año de pandemia, que, en los años de formación profesional en términos prácticos; somos privilegiados al poder contarlo, y al mismo tiempo responsables de observar la necesidad de educar en valores, actitudes, empatía y resiliencia.
Cada año buscábamos nuevas metodologías de enseñanza y aprendizaje, estrategias para mejorar las practicas, pero los alumnos cada vez se sorprendían menos. Lo que nos lleva a pensar en el segundo reto, continuar despertando la creatividad y curiosidad de los alumnos, abrir la ventana a la investigación, apertura su esencia, hablar de forma libre, argumentar sus ideas, observarse y observar su medio, motivar el deseo de entrar a clase no por obligación sino por interés.
Como primera estrategia pedagógica será descubrir, inventar, crear y plantear posibles y diversos escenarios, divertidos, problemáticos, además, de innovar aprovechando la facilidad de acceso a los diferentes tipos de comunicación que tienen los alumnos, la cuestión ya no será ¿Qué información llevarles para que aprendan? sino ¿Qué información ya tienen y cómo se va a utilizar? a fin de coadyuvar en la construcción su propio aprendizaje. Una tarea más será inspirar, dejar huella, hacerlos investigadores de diversas fuentes, materiales, acercarlos a la infinita gama de herramientas digitales y lúdicas que ya experimentaron en sus sesiones virtuales.
Tercer reto será ser docente investigador, con la responsabilidad de ser experto en su materia y saberla enseñar, utilizando las Tic’s, y todas sus posibilidades, aprovechando que el alumno ya sabe acceder, y ahora poder guiarlo en las búsquedas “No es cómo lo voy a enseñar, sino, cómo lo va a aprender mi estudiante”.
Cuarto reto será momento de brindar oportunidades, de escuchar a los alumnos, a veces sólo requieren que cambiemos la perspectiva que tenemos de sus conductas, cada alumna y alumno es un universo, y entre más difícil es su comportamiento, más grande es el reto de apoyar y acompañar. Como dice la frase coloquial “Hay talento, sólo falta apoyarlo” y romper sus muros, descubriendo el universo que tienen dentro. Las necesidades de todos son distintas, motivemos su curiosidad, talentos, emociones, a fin de buscar su felicidad.
El quinto reto es transformar al Colegio en un espacio educativo dónde los alumnos experimentaran, cuestionaran, descubrirán, conectaran con otras personas, con nuevos aprendizajes, será el espacio pleno para los alumnos, donde se asombren, se maravillen, llevando a cabo la verdadera acción educativa.
Es momento de reflexionar y saber que tenemos a los posibles, médicos, abogados, arquitectos, ingenieros, directores de empresas, padres de familia y hombres que cuidaran el medio ambiente, el presente y futuro requiere de alumnos que amen lo que hacen y sean felices. Seamos agentes de cambio con nuevos retos para preparar a los alumnos que no se dejaran sorprender por lo que venga, sino, todo lo contrario, serán ellos quienes “sorprendan al futuro”.